17.- ¿DEMASIADA SOBREPROTECCIÓN?
En esta entrada comentaré un poco la experiencia que he tenido y tengo con la parálisis cerebral.
La parálisis cerebral es un grupo de trastornos que afectan al desarrollo cerebral afectando en mayor medida a la capacidad motora de la persona que lo sufre y, en ocasiones, también afecta al desarrollo intelectual de esta.
Lo que conozco yo es la afección en los dos tipos de desarrollo.
He visto durante toda mi vida la evolución de esta persona, desde que yo era pequeño hasta el día de hoy, y he visto qué trato ha sido más favorable y cuál ha sido equivocado.
Al poco tiempo de nacer esta persona se le diagnosticó que tenía un problema. Desconozco si se supo desde el principio que era parálisis cerebral o si fue más adelante. Esto sucedió en los años 60.
Lo que sí sé es que por querer proteger a esta persona, no se tomó la mejor decisión para ella. El amor y supongo que el miedo también de que la pasara algo hizo que sus padres no la llevaran a un centro especializado y la tuvieran en casa.
Hacer estas valoraciones con la perspectiva del tiempo son fáciles pero hay que ponerse en la piel de esos padres y en la época en la que estaban. También hay un contexto más ámplio que pudo influir pero son detalles que solo hacen reafirmar esa decisión.
La infancia de esa persona tampoco la conozco en detalle, pero sí sé que a veces era muy complicado lidiar con determinados comportamientos de autolesiones. Hay que recordar que estamos hablando de una persona con con parálisis cerebral, no lo hacía de manera consciente. No hay que confundir con las personas que se autolesionan por otro tipo de conflictos.
Existiendo yo, lo que recuerdo es que a esta persona la llevaban en silla de ruedas, la daban de comer y era 100% dependiente de los demása nivel físico. A nivel mental se quedó a un nivel de un niño 5 o 6 años por decir algo, no sé precisarlo exactamente, pero no mucho más.
Por circunstancias personales, al final a esta persona se la ingresó en un centro para personas con este tipo de problemasque es donde reside hoy.
Al poco de ingresar se empezaron a notar los progresos. Empezó a caminar y dejó la silla de ruedas, por lo que en consecuencia adelgazó, y era algo más independiente a la hora de comer. Sus relaciones interpersonales cambiaron también para mejor.
Lo que quiero reflejar con todo esto es que estamos muy acostumbrados a estar en un ambiente muy amigable, donde para muchas personas, el querer a alguien implica no dejarle experimentar. Y esto puede traer consecuencias para ambas partes. Hay que enseñar y dejar aprender y ver realmente dónde están los límites de este tipo de personas.
Y esto es aplicable a todas las personas. No aprendemos hasta que nos enfrentamos a los problemas y erramos hasta encontrar la solución. Si siempre hay alguien que nos lo soluciona nunca aprenderemos y lo que es peor, puede que nos acostumbremos a que nos los solucionen.
Hola Bruno. Estoy de acuerdo en que el miedo muchas veces guía las decisiones de los padres, y más en situaciones como estas, pero, ¿crees que las ayudas o educaciones especializadas en estos temas están al alcance de todo el mundo?
ResponderEliminarA medio-largo plazo creo que sí. Me refiero para personas que necesitan ir a centros de este estilo. Simplemente dependes de que quede alguna vacante. El problema puede venir cuando la dependencia que tienes está en ciertos límites, que, según las políticas que se apliquen, te puedes quedar sin esa asistencia.
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